viernes, 15 de marzo de 2013

Describir un paisaje

Las Salinas de San Fernando:
 
  Al llegar a las salinas, lo primero que se ve es el inmenso cielo azul, donde destacan las aves que vuelan en él: águilas, garzas... Sobre todo, las enormes gaviotas blancas. El agua, de tonos verdosos y celestes, ya que en ella que refleja el cielo, alberga infinidad de animales, aunque muchos no se pueden ver, pero si estás en silencio se pueden distinguir patos salvajes de vivos colores y rosadas bandadas de flamencos al fondo. En los gruesos caminos de tierra castaña crecen algunas plantas color verde oliva y de varios tamaños.

  A lo lejos, hay pequeñas islas en el agua, donde crecen altas plantas, estas de color verde botella, que ocultan a las aves que se encuentran allí escondidas, pero con atención son fáciles de oír.

  A un lado de la salina, hay un extenso terreno enfangado con enormes piedras grisáceas o del color del fango que las cubre, algunas moteadas de musgo. Allí puedes encontrar innumerables cangrejos y bocas, fáciles de confundir con piedras, pues son del mismo color. Todos se mueven rápidamente, haciendo que sea un paisaje alegre y animado, a pesar de los oscuros colores.

  Finalmente, al caer la noche, el cielo azul marino se cubre de estrellas, y desaparecen todos los animales, creando un espectacular silencio con olor a sal.

                                                                                                      Paula 1º C


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